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Machines and humans will work together

Segunda y última entrega de la entrevista al exdirector general del Icann (organismo que administra técnicamente la www), integrante de la comisión ONU que se ocupa del futuro digital. En esta oportunidad se enfoca la complejidad de las conexiones entre el hombre y la inteligencia artificial

-Otra nueva frontera abierta, después de la de la data privacy (privacidad de datos), es la de la data integrity (integridad de datos). ¿Deberíamos preocuparnos? Si alguien en Internet afirma que yo dije algo, ¿cómo podemos saber realmente si fue Fadi Chehadé quien habló? Ya existe la posibilidad de tomar una foto mía en la web y crear un video en el que parezca que “yo” hable con expresiones precisas: es la técnica deepfake. Podemos entender cómo el problema de integridad de los datos se está haciendo muy serio. En mi casa, por ejemplo, ya no respondemos a las llamadas de las empresas que podrían querer escuchar mi voz para luego modificarla y usarla para llamar a mi banco. Decidimos que el que atienda el teléfono no hable primero. Y si el otro no habla, cuelga. Incluso con unos pocos segundos robados de mi voz, gracias a los sofisticados programas de hoy es posible reproducirla y crear un robot que hable con mi propia voz. En resumen, la voz del individuo aún no está clara en la web. El problema de la identidad se vuelve muy serio. Mustafa Suleyman, gerente general de Google DeepMind (un espíritu muy abierto), trabaja para crear entornos en los que los individuos puedan expresarse sin estar limitados a un marco, donde la voz sea clara desde el principio y provenga directamente de la fuente real. Todavía no está claro cómo hacerlo, y esto da miedo. La voz del gobierno y la de las instituciones es clara y la voz de las empresas lo será pronto -es decir: las voces de quienes están controlando a los seres humanos son fuertes y claras- pero la voz pura del individuo todavía tiene un lugar seguro para expresarse sin peligro de manipulación. Pero algo sucederá, creo que se inventará un nuevo Facebook para permitir que la voz humana individual se exprese de forma libre, no controlada, directa.


-Genetistas y biólogos discuten la influencia de lo digital en nuestra mente, en el cerebro humano. ¿Qué relación tendremos con las máquinas? La tecnología digital ya está influyendo en nuestras decisiones. Los científicos que realizan investigaciones avanzadas sobre el pensamiento y cómo nuestros cerebros cambian no están pensando en cómo los sistemas reemplazarán a los seres humanos -esto ya es del pasado-, sino en cómo se tomarán las decisiones. Las máquinas y los humanos trabajarán juntos. No será “el hombre o la máquina”, sino “la máquina con el hombre”: se tomarán muchas decisiones de forma híbrida. Con la potencia de la inteligencia artificial evolucionaremos de manera diferente y tomaremos decisiones de manera diferente, con la ayuda de las máquinas. O las máquinas tomarán decisiones con la ayuda de los humanos. Un ejemplo: hoy, en Estados Unidos, si llamas a Apple para solicitar asistencia técnica, es una máquina que te responde y conversa contigo: “Buenos días, buenas noches, ¿en qué puedo ayudarlo?” La máquina escucha y conversa contigo. Ya en la actualidad, las máquinas solas son capaces de resolver el 80 % de los problemas sin la ayuda de los humanos. El problema es que puedes tener un acento pronunciado y entonces la máquina, que conoce todos los problemas del Iphone, a veces no te entiende. ¿Cómo resolver el problema? Trabajé en esto durante mucho tiempo. Lo más difícil de entender, además del acento, son las emociones: estoy enojado, me molesta la persona que me vendió el producto, no estoy satisfecho…


-Así que la máquina no entiende las emociones, pero debe hacerlo. ¿Cómo? Cuando la máquina oye el tono de la voz o el acento y no entiende algo, simplemente puede decidir que necesita al humano. En tiempo real, la máquina graba la voz del interlocutor humano y la envía a un “compañero” humano que la escucha y le dice a la máquina qué hacer o, más bien, le ayuda a decidir qué hacer. Miles de personas trabajan en sus casas de esta manera, sugiriendo a máquinas los elementos que pueden hacerles comprender lo que está sucediendo. La máquina decide cómo completar el proceso con el humano. Es el humano el que apoya a la máquina para terminar su trabajo. Pero lo contrario también es cierto: hay muchos humanos que, cuando escuchan algo, piden ayuda a la máquina que, con un análisis de una enorme cantidad de datos en tiempo real, entiende lo que sucede. Es un modelo híbrido. Y esto será positivo, porque la máquina no puede reemplazar al humano y viceversa. El problema es la forma y la sustancia de la colaboración. Lo estamos definiendo. Los médicos usan la máquina y la máquina usa los médicos: será una relación simbiótica muy positiva.

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